El rumor, así es como se llama la dinámica que hemos
llevado a cabo en clase. Ésta consistía en que la profesora se llevaba fuera de
clase a dos compañeros, y les daba un artículo sobre una noticia actual para
que se la leyeran, una vez leída y entendida estos dos compañeros, cada uno,
debían contar la noticia a otro compañero, siempre apartados del resto de la clase.
Así hasta llegar a los dos últimos compañeros, que tuvieron que contarnos a
todos la información que les había llegado. Una vez oída la noticia o lo que
había quedado de ella al pasar por este “teléfono escacharrado”, era hora de
escuchar la noticia original, tal y cómo venía en el artículo, y así poder
darnos cuenta, que al fin y al cabo era lo que se pretendía con este ejercicio,
que si no usamos las palabras adecuadas y toda la información que conocemos
para comunicarnos, la otra persona, el emisor, nunca llegará a comprender del
mismo modo lo que nosotros sí comprendemos. Durante el recorrido de esta
información por la boca de todos nosotros, ha ido transformándose, hemos
cambiado su estructura y forma, cambiado sus palabras técnicas a otras más
coloquiales y quizá más inexactas, obviando partes de ésta que pensábamos innecesarias
o simplemente se nos olvidaba, e incluso añadiendo ideas de nuestra propia
cosecha.
Los rumores tienen un enorme potencial manipulador
porque la gente tiende a ajustar su propia visión del mundo a la percepción de
éste que tienen los otros. Además, transmiten con enorme eficiencia la
información social, siempre parece que se propaga más fácilmente un rumor que
la verdad, ¿no?
La comunicación es muy importante y peligrosa si se
usa mal, es por eso por lo que debemos tratarla con mucho cuidado y respeto.
Ésta idea me parece muy interesante y más teniendo en cuenta la importancia que
tiene en la relación paciente-enfermero que nosotros sepamos informar al
paciente correctamente sobre su estado clínico, su tratamiento y de los riesgos
y complicaciones que pueden acompañar a su estado de salud. Si la información
que le damos es incompleta, o por querer hacerla más amena termina entendiéndose
mal, podríamos ocasionar muchos perjuicios a esta persona, como que no entienda
bien la vía de administración de un medicamento o que no conozca ante que
síntomas debe volver a consultar.
Aparte de esto, otro caso que nos interesa en enfermería
que tiene que ver con el rumor, es, y se da muchas veces, el caso de la
automedicación, que por consejos de los vecinos, familiares o gente no
sanitaria siguen un tratamiento distinto al aconsejado en su centro de salud. “He
oído, o Fulanita me ha dicho que ha su hija le ha ido muy bien cuando le dolía la
cabeza…”
Finalizo esta entrada con la frase de Ferrán Ramón
Cortés, que escribe en su libro “Virus”: “Antes de
hacer circular una información, deberíamos estar completamente seguros de dos
cosas: que la información es cierta y que el hecho de circularla contribuirá
positivamente en el seno de la organización. Si no es así, lo que hacemos
circular no es información. Es un virus".
Estoy de acuerdo con que no debemos hacer circular rumores, pués a veces el rumor repetido muchas veces se puede convertir en una verdad.
ResponderEliminar